En un departamento como Antioquia, de marcada tendencia política hacia la derecha, apareció un candidato más uribista que «el de Uribe».
Por: Geimar Marín*
En la actual carrera por la Gobernación de Antioquia todo mundo esperaba que en la pista el carril derecho fuera ocupado por el candidato del Centro Democrático, es decir, Andrés Guerra. No obstante, este sorprendió a la opinión pública cuando el pasado 21 de mayo a través de su cuenta de Twitter se declaró como del extremo centro.
De otro lado, y de forma contundente, apareció el profesor Rodolfo Correa quien, sin ser de las filas del uribismo, ha salido con las más firmes posturas en defensa de temas e intereses relacionados con el orden y la seguridad, frente a los cuales ha reinado el silencio por parte de Guerra, quien solo se empeña en hablar de la siembra, pero nadie sabe de qué.
Así, el profesor Correa fue un duro crítico de la liberación de Santrich, apoyó las objeciones a la JEP presentadas por el presidente Duque, ha propuesto la militarización de las zonas que hoy controlan las organizaciones criminales y salió lanza en ristre contra la sentencia de la Corte Constitucional que permite el consumo de drogas y alcohol en el espacio público.
Es claro, por tanto, que la opinión pública antioqueña ha girado su cabeza hacia la derecha, y en ese lado está solitario Correa, quien avanza en reconocimiento y favorabilidad en esta región donde la izquierda apenas en la última elección presidencial alcanzó el 25% de los votos.
La carrera es larga, claramente apenas comienza, y aún falta mucha agua por correr bajo el puente, pero todo parece indicar que quien se subirá al ring para la disputa final recogiendo la voluntad de los antioqueños que creen en la mano firme será Correa. ¡Se abren las apuestas, señores!
*Antropólogo, escritor y analista.