La campaña de Luis Pérez Gutiérrez ha estado llena de controversias. Su anterior gestión se vio torpedeada por una serie de denuncias del diario El Colombiano, el cual no ahorró esfuerzos editoriales por hacer públicos los supuestos cobros de comisiones a contratistas por parte del burgomaestre. Como si esto fuera poco, ahora el otro diario masivo de la capital antioqueña, El Mundo, tiene candidato propio: Aníbal Gaviria, su exdirector y accionista.
Esto ha hecho que esta vez la campaña de Luis Pérez no obtenga el cubrimiento esperado y que siempre se le muestre en estos medios con insinuaciones de populismo y corrupción. De modo que sus vallas, las caminatas o marchas y el revuelo que ha causado el ser asesorado por el estratega político venezolano JJ Rendón, son por estos días lo más visible del candidato pluripartidista.
La valla del Pérez Gutiérrez tiene una connotación simbólica eminentemente mesiánica. En la foto Pérez aparece arriba a la izquierda, alcanzando a un nutrido grupo de manos que salen desde abajo en su búsqueda, como pidiendo ser redimidas, en medio de un fondo azul con la imagen de una multitud que ayuda a resaltar la camisa blanca del candidato. A esta imagen se suma un recuadro con la cifra de 537.000 personas, correspondientes a las firmas que recogió su movimiento para inscribir su candidatura.
El headline o titular de la valla es poderoso: ¡Gracias Medellín! y al pie aparece: Firmes con Luis Pérez, nuestro alcalde. Como si la valla fuera emitida por la gente y no por la campaña del candidato, como si las firmas fueran personas y las personas fueran votos firmes. Una buena pieza gráfica adaptada al contexto popular y proselitista del candidato. Amanecerá y veremos si el silogismo de firmas=personas=votos, se hace realidad.
El posicionamiento del candidato del movimiento Firmes por Medellín, tiene una alta imagen tanto negativa como positiva, aunque en distintos estratos. A esto hay que sumarle la polémica fama, justa o no, del reconocido asesor venezolano, de la que se han valido sus contradictores para reforzar la suspicacia que genera su candidatura.
Vale recordar en este aspecto la campaña de Alan García, en el Perú, en la que reconoció públicamente que aprendió de errores pasados, dejando sin muchos argumentos a sus rivales. Aunque su victoria fue más un voto en contra de Humala, esta táctica le quito muchos obstáculos del camino.