punset
Su cerebro está siempre ocupado, pensando el mundo y sus dinámicas, tanto las humanas como aquellas dictadas por la naturaleza, y tras una apasionada carrera política en la que ayudó a sacar a España del ostracismo económico y del pensamiento en el que la sumieron casi cuatro décadas de gobierno del dictador Francisco Franco, el pensador Eduard Punset se dedica a la ciencia.

Hoy se le van los minutos en responderse preguntas y transmitir luego las respuestas a quien quiera escucharlas, sea adulto, niño, o ciudadano con limitaciones físicas o cognitivas. Esta vez las respuestas fueron para EL COLOMBIANO.

¿Qué significó para España la muerte del general Franco?
«La opinión mayoritaria consiste en decir que fue la irrupción de la democracia en un país vapuleado por la guerra civil y un pasado atroz de asesinatos y violencia. Para otros, entre los que me incluyo, el principal activo de esos años fue la apertura de España al exterior. Tras siglos de aislamiento, se abre la posibilidad de innovar intercambiando ideas y sentimientos con el resto del mundo».

¿Cómo vivió usted la Transición y cual fue su aporte político durante la misma?
«Volví a España meses antes de que iniciara la Transición. En el primer gobierno democrático intenté, como Secretario General Técnico del Ministerio de Industria, que los empresarios asumieran los intentos revolucionarios de participar y no entorpecer la política económica. En el último Gobierno de Adolfo Suárez, como ministro para las Relaciones con Europa, aceleré el intento para entrar en la comunidad europea: se trataba de convencer no tanto a Europa de la necesidad de contar con España, sino a los españoles de su obligación de acometer las reformas necesarias para que esa entrada fuera posible, como la de rebajar los aranceles».

¿Y por qué estuvo fuera del país y por cuánto tiempo?
«Mi permanencia de casi veinte años en el exterior fue la mitad como exiliado político, por causas tan poco heroicas como haber contribuido a organizar un homenaje universitario a un científico español fallecido en el extranjero, y la otra mitad por mi curiosidad insaciable por conocer lo que habíamos perdido al estar aislados del mundo».

¿Fue la Transición un período bien aprovechado o se cometieron errores?
«Ha habido pocos periodos en la historia de España tan fecundos a la hora de aceptar reformas para la consolidación de la democracia. Ahora bien, se cometieron errores cuyas consecuencias se están pagando, como la excesiva confianza en el Estado y la clase política. Los partidos políticos salían diezmados de la dictadura y con ánimo de ayudarles a reconvertirse en puntales de la democracia, se diseñó un esquema de representación ciudadana orientado a fortalecerlos socialmente en detrimento de los intereses ciudadanos. Los representantes en el Parlamento lo eran, y lo siguen siendo, de los partidos políticos y no de los ciudadanos. Cuando se diseñó tanto el sistema de listas cerradas como la deficiente división de poderes, se hizo pensando que sería temporal y que más pronto que tarde, asentados ya los partidos políticos, se establecerían cauces más democráticos».

¿Qué tanto influyó ese período en la crisis financiera que vive hoy España?
«Muchísimo. El sentimiento de que son los partidos políticos los que mandan en lugar del ciudadano, ha contribuido al descrédito de las instituciones políticas y a la desconsideración popular de la clase política. En época de crisis financiera eso ha contribuido a difundir errores de diagnóstico, como que la crisis era «planetaria» en lugar de ser el resultado de un endeudamiento excesivo de países específicos como España, como a que perdurara la división tradicional e histórica de la sociedad en derechas e izquierdas en lugar de la colaboración necesaria entre todos para afrontar los desajustes económicos».

Respecto al pensamiento científico, ¿cuál es su importancia en una región de economías emergentes como Latinoamérica?
«Mi experiencia profesional en el Fondo Monetario Internacional y como su representante en el Caribe durante cuatro años al fallecer el dictador François Duvalier, me permitió constatar la importancia del pensamiento a la hora de solventar una crisis. Desde luego fue así en Haití: la continuación de la crisis no se debió tanto al colonialismo de los demás, como al inmovilismo y aislamiento generados por el vudú. Aquella religión fue responsable por su hermetismo del aislamiento causante de la continuidad de la crisis. La irrupción de la ciencia en la cultura popular en América Latina contribuirá como pocos factores a la expansión continuada. Es la apertura al exterior y no la cerrazón totalitaria en uno mismo lo que abre las puertas del mañana».

¿Cree que en Colombia vamos bien al poner el conocimiento científico al servicio del desarrollo?
«El conocimiento científico es la antítesis del dogmatismo y nada puede contribuir más a impulsar el desarrollo. Para el dogma y los dogmáticos cualquier tiempo pasado fue mejor. Para la ciencia la razón de su existencia es la innovación y la necesidad de explorar».

¿Qué opina del concepto «ciudad innovadora»?
«Las ciudades del futuro estarán lejos de las ciudades llamadas «dormitorio». Estarán cercanas al trabajo pues el asunto energético será entonces un problema; las casas serán más modestas porque habrá calado en la mente empresarial que los recursos no son ilimitados; pero serán más hermosas y cercanas a la naturaleza. La virtud del nuevo pensamiento científico es la humildad: la ciencia nos acostumbró a avanzar una determinada hipótesis supuestamente comprobada hasta prueba de lo contrario. Isaac Newton defendió siempre la naturaleza absoluta del tiempo hasta que unos años después otro sabio como él, Albert Einstein, demostró que el tiempo es relativo y que depende de la plataforma desde donde se emita y de la velocidad».

Diez años antes de que naciera la UE usted promovió la apertura de España ¿qué previó en el futuro del país?
«Los humanos somos muy malos a la hora de predecir el futuro, pero mi intuición me dijo siempre que la globalización daría en unos instantes lo que antes había costados miles de años: el intercambio de información, prejuicios y genes, es la negación de la soledad y fuente de todo conocimiento. Mi programa en televisión, de divulgación científica, cumplirá pronto los veinte años, cosa casi nunca lograda en ese medio; pues bien, es conocido que Televisión Española se resistió a emitir el programa porque consideraba, entonces con razón, que el nombre de Redes se confundiría con redes de pescar. Redes representaba para mí la manera ideal para comunicar. Más que la inteligencia, fue la pura casualidad. Yo había vivido veinte años en el exterior, casado con una francesa y con tres hijas, nacida la una en París, la siguiente en Londres y la última de Washington. Era muy difícil no creer en la globalización, en la redes sociales y en el intercambio de ideas».

¿Cómo funcionan las redes?
«Tal y como funcionaba la ruta de la seda que unía a Roma con Oriente hace dos mil años pero, ahora, de forma instantánea. Siempre se trató de huir de la soledad. Lo que se pretendía era conciliar la información de unos con la de otros, mezclar sentimientos, chismorreos, genes e ideas. Los países que no disponían de estos sistemas de comunicación fueron incapaces de suscitar revoluciones científicas; como España».

Le apostó a la divulgación científica tras no llegar al Parlamento en el 94. ¿Por qué cambió de rumbo?
«Creo que tiene mucho que ver con la edad. En la historia de la evolución, cuando había que subirse a una montaña o atravesar un río se recurría a los jóvenes. El gran tema pendiente hoy día en Europa es la incorporación de la juventud a los proyectos nacionales innovadores. En segundo lugar, yo creo que en mi caso me interesa tanto saber por dónde van a ir los tiros, cómo anticipar el futuro. Una cosa es decirle lo que pienso que será el futuro, que estará marcado por la casi desaparición del Estado, y otra muy distinta es apostar por lo que estoy diciendo. En tercer lugar, siempre me ha gustado conciliar la teoría con la práctica, las ideas seductoras con el movimiento. Lo que más me ha interesado no es la búsqueda de la verdad supuesta, sino conectar con el mundo».

¿Qué relación encuentra entre el desempeño económico de A.L. en la última década y su capacidad para desarrollar nuevas tecnologías?
«Es un hemisferio abierto a la economía mundial. América Latina está al día, a pesar de sus problemas. Yo creo que ha conocido y vivido tantas crisis específicas de países específicos que ahora sabe aprovechar las ventajas de una economía global».

Hay críticas por supuesta falta de rigor en sus artículos, por referencias al chi y a la medicina alternativa… 
«A menudo se olvida la naturaleza humilde de la ciencia con relación al dogma. Debemos estar abiertos a cualquier propuesta que no atente contra los demás, aunque ahora nos parezca improbable. La ciencia está acostumbrada a acariciar hipótesis que después son comprobadas. El método científico acepta las tesis que han sido probadas experimentalmente. Pero acepta también que al paso del tiempo, otros profesionales experimenten y demuestren lo contrario. En eso se distingue a la ciencia del dogma. La segunda característica del pensamiento científico es su multidisciplinariedad. Karl Marx tenía razón cuando decía que ‘los especialistas en una sola competencia saben cada vez más de menos hasta que lo saben todo de nada’. Los grandes científicos fueron multidisciplinares de la misma manera que hoy en día hay biólogos computacionales, pero es difícil ser igual de profundo en biología que en computadores, sin embargo, es poco envidiable el futuro de aquellos biólogos que no profundicen en el conocimiento de los computadores.

Protagonista
Una vida de conocimientos
Eduard Punset
Pensador español

Eduard Punset ha dirigido por cerca de 16 años el programa español de televisión Redes y ha vendido más de un millón de libros sobre temas científicos. Antes de eso, y luego de la muerte del general Francisco Franco, fue Consejero de Economía y Finanzas de la Generalidad de Cataluña (1978). Dos años más tarde, su labor política como Ministro de Relaciones para las Comunidades Europeas contribuyó enormemente a la apertura económica de España. Combatió con éxito un cáncer en uno de sus pulmones en 2007. Fue redactor económico de la BBC, director económico de la edición para América Latina de The Economist y economista del Fondo Monetario Internacional.

En definitiva:
Tener la mente abierta a conceptos aún no probados por la ciencia y a lo que otras culturas pueden enseñarnos es lo que propone el político y divulgador científico Eduard Punset.

Fuente: ElColombiano.com