«El Estado, como todas las asociaciones o entidades políticas que históricamente lo han precedido, es una relación de dominación de hombres sobre hombres, que se sostiene por medio de la violencia legítima (es decir, de la que es considerada como tal). Para subsistir necesita, por tanto, que los dominados acaten la autoridad que pretenden tener quienes en ese momento dominan. ¿Cuándo y por qué hacen esto? ¿Sobre qué motivos internos de justificación y sobre qué nexos externos se apoya esta dominación?».
Max Weber en El político y el científico
Por: Mauricio Palacios Bernal*
Colombia atraviesa hoy un momento histórico trascendental, acostumbrada a la guerra por toda su historia, a violencias partidistas, violencia por grupos de izquierda denominados guerrilleros y de diferentes tendencias, grupos paramilitares apoyados por el Estado o por otros grupos ilegales, violencia generada por el narcotráfico, el contrabando, la corrupción político administrativa y ahora como hijos legítimos de muchos de los anteriores grupos violentos, la violencia de las denominadas Bacrim.
Acostumbrada a la violencia de todo tipo y con experiencias de acuerdos entre estado y algunos grupos, unas veces con infortunios, como el caso de las desmovilizaciones de grupos armados que luego fueron exterminados, con casos exitosos como el del M-19 y no tan exitosos como los acuerdos recientes con paramilitares.
Estamos ante la posibilidad de lograr un acuerdo de paz con uno de los grupos armados más antiguos de América Latina y del cual no se deben despreciar su historia, su intención política y su capacidad bélica. Razones que hacen más difíciles los acuerdos, en especial cuando el Estado como lo afirma Weber: Se ha sostenido por medio de la violencia, algunas veces con verdaderas masacres de inocentes, cubriéndolas con el ropaje de guerrilleros.
Entonces si logramos acuerdos de paz, nos encontramos con instituciones como el ejército que siendo un aparato de Estado para velar por la soberanía nacional y que en los últimos tiempos solo ha tenido como labor enfrentar a los grupos guerrilleros y si estos se desarman ya no es necesario este, queda la pregunta ¿qué hacer?.
En esta parte del análisis hay que volver a retomar la afirmación que hacíamos en párrafos anteriores, en Colombia la violencia es multifactorial y de divergentes tipos de grupos delincuenciales, al terminar con una, hasta cierto punto guerra interna por el poder, debemos atender una serie de delincuencias más o menos organizadas, pero ya no de carácter político y las cuales deben ser afrontadas con tres herramientas fundamentales del estado: La policía, la rama judicial y el sistema penitenciario.
Terminada la guerra entonces ¿para qué un ejército tan grande, costoso y poco efectivo? Para perseguir las otras formas de violencia y terminar con ellas de una vez por todas, pero allí y con algunos miembros de los desmovilizados, ambos con unas características muy importantes, conocimiento de la milicia, incluyendo en ésta las disciplinas del manejo de las armas, pero en especial la del respeto al mando y a la orden de los superiores. Podemos repartirlos en las siguientes tareas, necesarias para disminuir al máximo, no terminarla, porque en las actuales condiciones de la humanidad es imposible, la violencia en nuestro país.
Sin orden de importancia los siguientes deben ser los trabajos de los desmovilizados del Ejército y de la Guerrilla:
- Desminado de todo el país: Terminada la guerra contra las FARC y los otros grupos armados que lo hagan, se debe conformar un equipo adscrito a la Policía Nacional, conformado por personal de exmilitares y exguerrilleros que, después de ser preparados en el desminado, inicien esta labor en todo el país, aprovechando la capacidad militar en este aspecto que ambos ejércitos lograron durante su actividad bélica.
- Construcción de penitenciarias, administración de las mismas: En aquellos lugares donde el ejército logro construir y se tiene una gran infraestructura de tipo militar, se deben reconvertir en bases de policía, con penitenciarias a tres niveles: Máxima seguridad, mediana y simples sitios para mantener retenidas a las personas que infrinjan la ley, Colombia hoy necesita de verdaderos centros de reclusión de máxima seguridad donde los delincuentes se resocialicen o por lo menos no sigan delinquiendo desde esos centros, entre los exguerrilleros y los ex militares y en algunas guarniciones militares se podría lograr esto.
- Policías: Con un buen entrenamiento en derechos humanos, derechos civil, se podría conseguir mejorar el estamento de policía, para combatir la delincuencia y disminuir la violencia en el país, aquí su conocimiento de la milicia y en muchos casos de la ruralidad donde hay que atacar con mayor fuerza, las fuentes de financiación de los grupos ilegales, estos ciudadanos serian buenos candidatos a conformar una policía más eficiente y eficaz y podría funcionar muy al estilo del Ejército acantonados en las bases que antes fueron del ejército, la fuerza aérea o la marina.
- Persecución de las Bacrim: Nuestro país ha sufrido y derramado mucha sangre por cuenta de todo tipo de organizaciones criminales, desde los antiguos carteles de la droga hasta las actuales organizaciones criminales, que se alimentan de las vacunas, el secuestro, el micro tráfico urbano de armas, drogas, prostitución hasta el narcotráfico internacional, allí tenemos otra actividad de policía especializada donde podemos incorporar a los dos grupos desmovilizados.
- Apoyo y descongestión de la justicia: En el ejército y más lento en los desmovilizados de la guerrilla, debemos iniciar con los voluntarios que lo deseen la preparación de un grupo de abogados, que sirvan como apoyo a los jueces, podríamos decir unos conjueces que estudien los casos, los investiguen y den una razón en derecho para que el juez falle. Para esto se deben crear unas becas a todo costo es decir que la persona reciba el valor de la matrícula y un salario mientras está estudiando, pero puede estar acantonado en una base de policía y prestando apoyo administrativo en la misma y cuando se gradué apoyar a un juez de la nación, en la forma antes expuesta.
- Colombia debe disminuir la brecha entre regiones: Los exsoldados y exguerrilleros, pueden ser los artífices de esta labor, departamentos como Chocó, pueden salir del atraso en infraestructura, educación, salud, se pueden crear programas para que estas personas pasen de las armas, al tablero, al pico y la pala o a la ayuda en sanidad básica.
La guerra no es entre soldados y guerrilleros, la guerra es entre unos dueños del país que como dice Weber, son los que tienen la legitimidad a la violencia y otros que no los aceptan como dueños y cuya violencia es ilegítima para el Estado.
*Médico veterinario y administrador de empresas con especialización en informática educativa.